"Sergio no da más. Está muy mal de la rodilla, de la mano... Cada entrenamiento es un sufrimiento para él". La confesión de un integrante del círculo íntimo de "Maravilla" subraya lo visto sobre el ring de Vélez. Bien puesto del físico y de la cabeza, Martínez habría resuelto la pelea con Martin Murray de otra manera. No son sólo 38 años los que le pasan factura al quilmeño. Son las 55 refriegas escritas en el cuerpo.
Martínez es el monarca mediano del CMB y el campeón mundial de las relaciones públicas. Su imagen, multiplicada en gigantografías por todos los rincones de Buenos Aires, magnetiza y vende. "Él ya se aseguró la tranquilidad económica para su vejez", advirtió ayer el promotor Sampson Lewkovicz. Pero un poco más de tranquilidad nunca viene mal y por eso habrá más boxeo en el futuro.
Aunque no será pronto. La fractura en la mano izquierda de la que "Maravilla" habló después de la pelea con Murray quedó oficialmente diagnosticada en la clínica Otamendi. De allí salió el campeón con una imagen digna de Rocky: yeso por un lado, apósito en la herida sufrida sobre la ceja izquierda, lentes oscuros, Y sonriendo, porque "Maravilla" sonríe todo el tiempo. Es su marca, bien registrada por cierto.
No habrá rings para Martínez en lo que resta del año. Al menos si de combates oficiales se trata. "Volverá en marzo del año que viene", apuntó Lewkovicz, y de paso vaticinó un retiro cercano. Tal vez en el mismo 2014, y en la Argentina. Lo que quedó mucho más lejos es el anhelado duelo con alguna figura top. Adiós a Las Vegas... salvo que "Maravilla" se reinvente y saque el último conejo de su inagotable galera.
Show y algo más
Contando números y pesos, lo de Vélez fue un supernegocio. El público exprimió el bolsillo para pagar entradas carísimas y se bancó la lluvia, insoportable durante varios momentos e inclemente en plena pelea de fondo.
La puesta en escena resultó óptima. Luces, fuegos artificiales, pantallas gigantes, las actuaciones de René (de Calle 13) y del talentoso ensamble Bajofondo; la seguridad en los accesos. Lástima que al mismo tiempo se pavoneaban varios integrantes de la barra brava de Vélez, impunes para ubicarse donde se les antojaba. ¿A quién se le ocurre que pagaron las entradas? Cerraron la noche subiéndose al ring sin que nadie se animara a atajarlos. Una vergüenza.
Las mayores críticas deben recaer sobre la estructura del programa. Peleas acortadas, títulos que no se disputaron (títulos de papel, como los que pululan hoy en día, pero títulos al fin), falta de información y hasta la cancelación del duelo que debían protagonizar Fernando Saucedo y Gary Buckland.
Y si de mal gusto se habla, valga el apunte sobre las insólitas arengas de Mariano Iúdica. En plan de agitador de multitudes, el conductor de TV incitó una y otra vez a insultar a Murray y a Inglaterra. ¿Hace falta semejante demostración de nacionalismo barato?
Del boxeo se encargó, sobre todo, Luis Carlos Abregú. "El Potro" escaló otro acantilado, esta vez sin nocaut, pero con la convicción de quien tiene claro cuál es el objetivo. Ser campeón mundial, por supuesto.
Volviendo a "Maravilla"...
Martínez explicó que la fractura se produjo cuando impactó la mano izquierda en el codo de Murray. Lo inmediato para él son las vacaciones -que se tomará en el país-. "Le dijo a su madre que a los 41 años se transformará en empresario", declaró Lewkovicz.
Los próximos cuatro meses serán de inactividad absoluta (ver "El diagnóstico..."), tiempo más que suficiente para planificar lo que vendrá con la cabeza en el freezer. "El problema es que le resulta muy difícil afrontar la preparación de una pelea. Le duele todo. Es la verdad", reflexionó -en voz no tan baja- ese miembro del entorno que sólo quiere el bien del campeón. El tema con estrellas que brillan tanto como "Maravilla" es el complejo armado de intereses que orbitan a su alrededor.